martes, 4 de junio de 2013

El sueño (Sherlock, capítulo 6)


                 


Una sensación de frío recorre mi cuerpo. ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Sherlock? No consigo ver nada que se sitúe a más de un palmo de distancia de mis ojos. Una inmensa capa de oscuridad envuelve todo lo que me rodea. ¿Qué está pasando?
-¡Sherlock!- grito
Nadie me contesta. No consigo oir nada más allá del sonido de mi respiración y el latido de mi corazón. Silencio, solo eso; silencio. Siento como el frío se va apoderando de cada miembro de mi cuerpo y decido cruzarme de brazos para mantener todo el calor posible. Puedo jurar que si viera mi aliento ahora mismo, sería gélido. Comienzo a andar con cuidado de no caerme.
-¡Sherlock!- vuelvo a gritar
De nuevo silencio. ¿Qué estoy haciendo allí? No recuerdo nada. Lo último que recuerdo es haber besado a Sherlock y al poco tiempo, dormirme. Besado…suena raro. No consigo decirlo sin que mi cerebro me recuerde que a quien he besado ha sido a Sherlock, ¿es eso cierto? Tal vez lo he imaginado. No, no. Lo recuerdo perfectamente, recuerdo incluso la sensación que sentí cuando paso. Euforia, sorpresa, calma y…felicidad. Si. ¿John que te está pasando? ¿Por qué piensas ahora en eso? Es cierto, ¿por qué pienso ahora en eso? Estoy muriendo de frío en un sitio que ni si quiera se dónde está, y yo solo soy capaz de pensar en nuestro beso. Pero es que fue más que un beso…lo sé. Fue algo más.
-No. Deja de pensar en eso John, concéntrate.- me digo a mi mismo en alto
Sigo andando, aguzando lo más que puedo mi oído. Solo consigo oir pasos. Mis pasos. Nada más.
Llevo 30 minutos andando y no me he encontrado con nada, solo oscuridad. Es como si estuviera andando en el vacío y estuviera solo yo. Como si estuviera andando en un dibujo que no esta terminado. Mis tripas se empiezan a quejar de la falta de alimento, tengo hambre, y no tengo nada que llevarme a la boca, ni tengo esperanzas de que vaya a encontrarlo. ¿Es esto todo? ¿Moriré aquí? ¿En un lugar que ni si quiera sé donde se encuentra, solo y sin volver a ver ninguna cara conocida nunca más? No. No puedo morir aquí, no hoy, no ahora. Si recuerdo algo del ejército es que por poca esperanza que tengas de sobrevivir siempre debes intentarlo, y si Sherlock me ha enseñado algo, es que no todo lo que parece tiene que ser lo real. Decido levantar la vista hacía el frente, con intención de retomar mi camino, aunque ese camino no me lleve a ninguna parte. Pero mis ojos detectan algo, noto como la oscuridad no es del todo cerrada, consigo distinguir una pequeña luz, una pequeña mota que flota sobre aquella enorme oscuridad. Corro hacia ella ya que la luz siempre suele mostrar la salida de algún sitio; pero por más que corro parece que no la vaya a alcanzar jamás. Sigue en la misma posición, con el mismo tamaño. ¿Es acaso esto un juego de los de Sherlock como en el laboratorio de los Baskerville? No, no creo. Incluso Sherlock tiene algo de humanidad, no llegaría a ese punto, o eso me gusta pensar.
Dejo de correr. La luz sigue igual que antes no se que está pasando pero no me gusta nada. Me siento. Mis músculos están entumecidos a causa del frío y cuanto más corro más me cuesta. Agacho la cabeza y respiro entrecortadamente, puedo notar mis pulmones pesados con cada respiración que doy, como si les costase cada vez más moverse; y eso me asusta. Cuando creo ya haberme recuperado levanto la cabeza y me preparo para intentar de nuevo acercarme a esa posible salida. Pero me doy cuenta de que no hace falta que corra más, no hace falta acercarme más, porque la luz, esa luz, ahora está aquí, a mi lado. No se que es pero me atrae, me acerco a ella lentamente, con cuidado. Ya no noto el frío, ni el cansancio. Solo quiero llegar a esa luz, acercarme aún más a ella. Cuando ya estoy lo suficientemente cerca como para notar su calor me doy cuenta de que es como una ventana, por la que no puedo pasar pero si mirar a través. Decido fijarme en ella, a ver si veo algo. Nada. Blanco, solo eso. Es un papel en blanco esperando para ser escrito, cuando ya estoy a punto de desistir en mi intento habiendo comprendido que he fracasado totalmente algo me hace cambiar de opinión; la pared ya no es blanca del todo, una pequeña mancha negra aparece. Ínfima. Pero consigo detectarla. La mancha va ampliando su grosor por momentos, lo que antes era pequeño de pronto esta cogiendo la forma de algo, letras. El papel en blanco está siendo dibujado por alguien. Cuando consigo leer el mensaje mi cuerpo se paraliza.
-No…no puede ser…eso no.
Pero si, mis ojos no me mienten, IOU se ha dibujado en la pared. ¿Qué está pasando? ¿Es esto una broma? ¿Quién está jugando conmigo?
Antes de poder cuestionarme más cosas  algo nuevo aparece en la pared. Una pregunta. Simple. Sencilla. Pero que crea un mayor miedo en mi “¿Afganistán o Iraq?” ¿Por qué eso? ¿Por qué esa pregunta? Recuerdo el momento en el que la oi por primera vez, cuando conocí a Sherlock, cuando descubrí que era brillante. Fue la primera vez que me dejo sorprendido con tan solo el uso de unas palabras. Antes de poder seguir indagando en mis recuerdos una voz me llama la atención, rompiendo todo aquel silencio.
-John. John –dice la voz
Es Sherlock, me llama. Puedo reconocer su voz.
-John –dice más fuerte. Me giro pero no consigo verle, fuera de aquella extraña ventana todo vuelve a ser negro.
-¡JOHN!
Abro los ojos asustado, me encuentro con los azules ojos de Sherlock, esos ojos. Está a pocos centímetros de mi, lo que me recuerda al día anterior. A nuestro beso. Si…aquel beso. Aún me cuesta creerme que sea de verdad.
-Por fin te despiertas John –dice Sherlock sacándome de mi ensimismamiento mientras se separa y se sienta en el sofá frente a la cama- he decidido despertarte por que parecías estar agitado.
Me incorporo en la cama, creo que lo mejor será que no le cuente nada del sueño por ahora. Por lo que decido mentirle para no preocuparle.
-No dormi del todo bien –Sherlock me mira de forma que me doy cuenta de que, de alguna forma, sabe que miento. Cambió de tema para que no siga insistiendo, no es el momento - ¿Dónde está Irene?
-¿Irene? No lo sé. Salió está mañana temprano, supongo que habrá vuelto a encontrarse con alguno de sus antiguos clientes –se levanta del sofá y se sienta junto a mi- John, ¿qué has soñado?
-Sherlock… -sabía que se había dado cuenta. Al ver que no

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